Cerveza artesanal argentina

La llegada de la cerveza a Argentina no se produjo hasta 1738, cuando el inglés Thomas Stuart estableció una fábrica en la calle Moreno de Buenos Aires llamada La Zervezería. Posteriormente ya en 1842, los alemanes Adolfo Bullrich y Carlos Ziegler la recuperarían, elaborando en ella cerveza blanca (ale) y negra (porter).

La fábrica más antigua aún activa fue fundada por emigrante alsaciano Emil Bieckert en 1860 en Buenos Aires cerca de la iglesia de Balbanera, la cual inspiraría a otro alemán, Otto Bemberg, a fundar la cervecería Quilmes en 1888. Durante finales del S.XIX y principios del S.XX, se fundarían muchas cervecerías, tales como la San Carlos (1884), la Santa Fé (1892, la Cervecería del Norte Argentino (1913) o la Cervercería Córdoba (1917).

A partir de mediados del S.XX, con las expropiaciones de fábricas, el consumo de cerveza en Argentina llegó a sus mínimos, considerándose una bebida sólo para el verano y marginal con respecto al vino, reviviendo a partir de los años 80, siendo las marcas más importantes la ya citada Quilmes, Imperial, Schneider o Salta.

En cuanto a la cerveza artesana, la primera microcervecería apareció en la Patagonia a mediados de los 80s, la cervecería Jerome, que aún hoy elabora cerveza con aguas de glaciar. Más tarde, en 1994, surgiría la cervecería Antares en Mar de la Plata. En los últimos años, con la nueva ola de cerveceros artesanos, han surgido multitud de nuevas cervecerías, destacando nombres como Juguetes Perdidos, Murray's, o Araucana.